Análisis Psicología Deportiva

Las expectativas me pasaron factura

Las expectativas son tan poderosas que muchas veces hacen vibrar la línea que separa el éxito y el fracaso. Pero son a la vez tan frágiles que se vuelven a moldear cada vez que obtenemos uno u otro resultado.

Esperar determinado resultado o rendimiento cuando hablamos de deportistas es lógico, pero el problema surge si estas expectativas que se forman son falsas. Se trata de un error que puede surgir tanto en lo que inferimos sobre nosotros mismos como deportistas o bien, sobre otras personas.  De cualquiera de las dos formas, lo que sí está demostrado, es que afecta al rendimiento deportivo.

Hablar del conocido Efecto Pigmalión, es adentrarnos en este mundo del poder de las expectativas y nos habla, de cómo aquello que inferimos sobre el rendimiento de los demás acaba influyendo en que sea mejor o peor.

Por ejemplo, imaginémonos un entrenador de fútbol que tiene un equipo de 20 infantiles. De esos veinte jugadores, hay uno que según él, es bastante peor que el resto y termina de manera inconsciente plasmando esas ideas en el jugador (ya sea mediante comentarios positivos a sus compañeros y nunca hacia él, por la falta de minutos o incluso con el uso de ejercicios que para ese jugador son muy complejos) lo que hace que su rendimiento sea peor y por tanto, se confirmen sus ideas previas.

Sin embargo, entre esa plantilla, también hay otro jugador que el entrenador considera que va a ser el mejor del equipo y empieza a trasmitirle mensajes conscientes e inconscientes de apoyo, respaldo y motivación, lo que hace que efectivamente su rendimiento mejore.

Las diferencias entre los dos jugadores no están tan marcadas por las aptitudes que ya traían de fábrica sino por las actitudes que el entrenador ha tomado hacia ellos de manera diferente.

En el caso de plasmar bajas expectativas en uno de nuestros jugadores, lo que estamos haciendo es conseguir que su confianza y autoestima bajen, dos conceptos claves en el rendimiento. A la hora de hablar de expectativas altas, bien es verdad que muchas veces ayudamos a obtener una mejora, pero en otros casos también podemos generar altos niveles de presión si aquello que plasmamos no está ligado con la realidad.

Tanto de una forma como de otra, estamos tocando el componente psicológico del deportista y es algo que se ve mucho en el deporte base de nuestra sociedad.

Cuando hablamos de expectativas sobre nosotros mismos, es común también, escuchar Efecto Galatea, un fenómeno similar al anterior, pero que esta vez involucra aquellas inferencias que hacemos sobre nosotros mismos y nuestro rendimiento y que acaban afectando en él. Algo que esta vez suele pasar más por exceso que por defecto.

De igual manera, cuando establecemos expectativas altas sobre nosotros mismos y no se trata de expectativas reales, estamos generando presión, pero es común también, generar exceso de confianza.

En numerosas ocasiones cuando alcanzamos el éxito, nos creemos que va a ser para siempre y que nos vamos a mantener ahí durante todas nuestras competiciones, llegando a relajarnos y bajar nuestro rendimiento. Un posible ejemplo de esto, árbitros aparte, podría ser el caso del PSG contra el FC. Barcelona,  que quizá infirió que remontar un 4-0 era algo imposible.

La segunda razón por la que podemos pecar de exceso de confianza es en esas ocasiones en las que competimos contra un rival “peor” que nosotros. Creemos que es imposible perder y acabamos haciéndolo. De forma ilustrativa, el Celta de Vigo hizo una gran eliminatoria contra el Real Madrid en la Copa del Rey, y al pasar a semifinales se alegró por evitar a los dos grandes nombres y cruzarse con el rival más débil, generando una expectativa de éxito alta y siendo eliminado por el Alavés.

La Selección Española en el Mundial de Brasil, otro ejemplo de expectativas que nos juegan una mala pasada (Imagen via marca.com)

Hay que cuidar las expectativas que generamos, bien sea sobre nosotros mismos o como entrenadores o padres y la mejor forma de hacerlo es considerando la zona de desarrollo próximo de cada deportista, es decir, nuestras posibilidades reales de mejora. De dónde partimos y hasta dónde podemos llegar y  establecer nuestros objetivos a partir de esa tabla de puntos fuertes y débiles.

Foto destacada via: lavanguardia.com

Sígueme en @23paulazaro , en mi blog laperspectivalazaro.wordpress.com  y sigue toda la información y actualidad deportiva en @SextoAnillo, en www.facebook.com/sextoanillo o en nuestro Instagram: sextoanillo.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *