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El show de Truman

Truman Burbank vivía plácidamente en un pueblo estadounidense en la película de Peter Wair de 1998, hasta que se dio cuenta que algo pasaba, que su vida es una mentira y que está en el mayor reality creado por la televisión. Pues eso creo que pasa, y sé que me van a dar palos hasta en el carnet de identidad, con la NBA.

La liga estadounidense no deja de ser, a mi entender, la gran farsa del baloncesto. ¿Con los mejores medios?… sí, ¿con los mejores jugadores?… también, ¿con los mayores presupuestos que debilitan a las ligas del resto del mundo?… por supuesto y, ¿ con el mejor baloncesto?… pues fíjate que en este punto tendría dudas.

No voy a ser tan necio para negar que en la NBA juegan los mejores jugadores del mundo, sobre todo por sus físicos trabajados y a veces sin controles. Sólo digo que creo que el concepto de juego colectivo con el que creó el canadiense James Naismith, además de entretener a los estudiantes en los meses de invierno, no se refleja en el juego de las franquicias.

El juego coral en la NBA no existe, es más, cuando hay una posesión en la que hay más de siete pases es difundida por la redes sociales como gesta y buen hacer del baloncesto del otro lado del charco. Pues bien, este año solo he visto dos jugadas, una de Cleveland y otra de San Antonio. Los Spurs es el equipo más parecido al baloncesto FIBA que hay. ¿Será por la gran cantidad de jugadores foráneos?. No lo descarteis.

Otro punto es el espectáculo. Ahí he de reconocer que son invencibles. Un partido NBA es como pasar la tarde en un centro comercial. Los pabellones son auténticos núcleos de entretenimiento con tiendas y restaurantes. El partido, en muchas ocasiones, es la excusa para pasar un día en familia.

Los encuentros duran una eternidad y en ellos puedes ver multitud de espectáculos que se hacen en el transcurso de los innumerables tiempos muertos.

Y todo ello a las órdenes de quien paga, las televisiones. Megacontratos que condicionan a las cuatro ligas más importantes de los Estados Unidos. La MLB (béisbol), la NBA (baloncesto), la NHL (hockey) y la NFL (football americano) desarrollan sus campeonatos para que no se solapen, sobre todo en play offs, y así las televisiones se aseguran la máxima audiencia en todas las competiciones.

Os voy a poner un ejemplo de distorsión del baloncesto por motivos que atienden más a la televisión que al mismo deporte: El pasado All Stars. El fin de semana de las estrellas que se disputó en New Orleans fue un bochorno. Parecía el Gran Hermano VIP de la NBA. ¡Se metieron casi 400 puntos!. No pido el 1-0 con el que acabó el primer partido de basket que se disputó en el gimnasio de Massachusetts, pero tampoco un tanteo de 190 puntos por equipo le hace bien a este deporte donde la defensa es un concepto del juego tan importante como el ataque.

Volvamos a la peli. Jim Carrey en el transcurso del film descubre la vida real que hay detrás del majestuoso plató que controlaba Ed Harris. Los escenarios, los actores y en definitiva su vida, era una gran mentira, pero en la cual se vivía muy bien.

Pues eso seguramente es lo que piensan un porcentaje de jugadores NBA que después de hacerse multimillonarios y disfrutar de todos los privilegios de ser estrellas, acaban arruinados o marginados por alguna adicción. Y pensarán: “Quiero volver a mi SHOW DE TRUMAN”.


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