No estamos pasando por el mejor momento en nuestro fútbol, ese que siempre ponderamos ante el mundo, el de juego efectivo, el de figuras sobresalientes, el de los buenos resultados a flor de piel.
Todos coinciden en que hay que rearmar el panorama deportivo y económico, pero cuando tienen que sincerarse en cuanto a los pasos a dar, todo se vuelve oscuro.
Y esa oscuridad dirigencial se traslada de club en club, de grandes a chicos, y todo se tiñe de incertidumbre, sin ir más lejos, el contagio de este mal momento llegó a nuestras selecciones, la desorganización general y los malos resultados, hacen que hoy por hoy, todavía no sepamos si participaremos de la próxima copa del mundo en Rusia 2018, y en cuanto a las selecciones menores, la pobreza futbolística es alarmante, está demás decir que la sub-20 clasificó en el último escalón del Sudamericano de Ecuador, para estar en el mundial de Corea 2017, y lo peor de todo es que sin demostrar buen juego y dependiendo de otros resultados; Las otras, la sub-17 y la sub-15, recién se están rearmando, con cuerpos técnicos nuevos, con muy poco trabajo y sin competencias a la vista.
El panorama en el fútbol argentino no es el mejor por estos días, en este receso de fin de año hubo muy poco recambio en las instituciones, ya sea por cuestión económica o por la escases de figuras que puedan cambiar el juego de un equipo; Otra muestra de la decadencia, lo demuestra el hecho que la mayoría de los técnicos que comenzaron trabajando allá por julio del 2016, ya no están dirigiendo esos equipos (en algunos casos, eran despedidos de un club y a la semana siguiente ya estaban trabajando en otro de la misma divisional).
Y para mal de males, el torneo de 30 equipos (algo único a nivel mundial), debe volver de apoco o de golpe, nadie sabe, a la normalidad, con 20 0 22 clubes en primera división, esto hace que se piense más en el resultado que en el buen juego, por la imperiosa necesidad de no descender de categoría.
Tampoco hay que dejar de lado que los pasos que se dieron hasta aquí, sin ponerse de acuerdo para la sucesión presidencial de Julio Humberto Grondona en la Asociación del Fútbol Argentino (AFA), hicieron que la FIFA interviniese para marcar el rumbo a seguir de aquí en más, el gobierno argentino también tomó cartas en el asunto, pero todo hasta aquí es incierto.
Aparentemente, después de tantas idas y vueltas, según parece el fútbol argentino, en todas sus categorías, vuelve pronto, a pesar de las mezquindades humanas de parte de la dirigencia y de los encargados de corregir las decisiones desatinadas que se vienen tomando últimamente.
Cuando la pelota comience a rodar dentro del campo de juego, todo seguirá estando de la misma manera, pero los hinchas, los que realmente sostienen este deporte, con su devoción y su aliento, volverán a encontrarse con su pasión, esa que mueve al mundo futbolístico local, esa pasión que hace que lo vivido en la previa, durante y después de los partidos, haga vibrar el sentimiento más puro y genuino y sobreviva durante siete días en sus retinas y a modo de historias épicas se multipliquen en cada rincón de las ciudades futboleras.
El deseo general, es que se recupere todo lo perdido en el camino, la sencillez del juego, el arraigo por los colores, la templanza en los momentos difíciles, que lo deportivo tenga preponderancia sobre lo económico, y que sepamos dilucidar que sin esfuerzo y sacrificio nada se consigue, no solo en el deporte, sino en la vida misma.
Foto: Daniel Barone
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