Balonmano Opinión

A pesar de todo, sigo creyendo

No hace ni un mes que París dio carpetazo al Mundial de balonmano, y ya estamos inmersos en lo cotidiano, en las distintas ligas —Asobal, autonómicas, deporte base…—, en el día a día de los banquillos, de los viajes, de los apuros por salvar la categoría, de los nervios por mantener posiciones privilegiadas que nos lleven a nuestro particular Olimpo.

Seguimos luchando porque nuestro deporte crezca en un país que, sinceramente lo pienso, nos ha dado la espalda a pesar de los innumerables movimientos federativos y de clubes que intentan por todos los medios la resurrección o, cuando menos, la curación de esas heridas tan profundas que nos asestó la crisis.

Estamos inmersos en una tormenta de cambios —selecciones absolutas, direcciones técnicas federativas…— con el fin de dar un vuelco a la dinámica, hasta el momento, poco favorable para el balonmano en España. Clubes como el Naturhouse La Rioja que vive momentos de incertidumbre por la retirada de su principal valedor Naturhouse; otros que mantienen su estatus arrastrándose como pueden, llenos de deudas y con visos de desaparición.

Nadie, o casi nadie, se acuerda del balonmano, un deporte que ha dado a este país momentos de gloria, alcanzando la cima mundialista en dos ocasiones, amén de varias preseas tanto masculinas como femeninas, o esa selección junior masculina que brilla por Europa.

No, no veo claro el futuro a pesar de la lucha encarnizada que llevamos desde hace años. La desaparición de equipos, el descenso preocupante de calidad en los conjuntos de ambos sexos —podemos constatarlo en Asobal o en la Liga Loterías femenina—, una División de Honor Plata masculina que tampoco nos dice demasiado… Quizás nos acostumbramos mal en aquellos años en los que la Liga Asobal era la envidia de Europa con jugadores de otra galaxia, con dinero suficiente, con nuestros equipos paseándose por el continente de manera autoritaria, pero no, no hemos sabido o podido mantener aquel estatus, impresionante, y como muestra decadente, el adiós a los más grandes, Ciudad Real, Portland San Antonio, Itxako de Estella.

Soy de los que piensa que no vamos a volver a ver nada parecido. Hoy por hoy, un FC Barcelona maltratador desde hace unos años, se erige como único representante capaz de llegar a cotas del pasado, —con todos mis respetos a Naturhouse La Rioja—, con unas posibilidades económicas a años luz del resto de los mortales y que se pasea por la competición doméstica. Y yo me pregunto, ¿eso es bueno para nuestro deporte? Entiendo que ni para ellos mismos es interesante la actual Asobal. Pocos equipos llegan a poner nerviosos a los azulgranas, a no ser que tengan un mal día, por lo que la liga se ha convertido en un monólogo hasta cierto punto absurdo y poco constructivo.

En definitiva, el horizonte es negro, debemos reinventarnos, ser capaces de copiar lo bueno de otras ligas como la francesa, alemana o danesa, creando eventos paralelos antes y durante los encuentros, trabajo de marketing… sí, ya sé que todo se traduce en euros, pero debemos intentarlo, de lo contrario estaremos firmando nuestra sentencia de muerte. Sí, también sé que no digo nada nuevo, pero pensémoslo fríamente y, sobre todo, con preocupación, ya que en esta ocasión sí podemos afirmar que cualquier tiempo pasado fue mejor, y no es cuestión de nostalgias, es la pura y dura realidad.

Y a pesar de todo, I love this game!

Imagen destacada: Christians/Bongarts/Getty Images)

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