Opinión

No siembren ya el ciprés

Pierde el Real Madrid por primera vez en el Santiago Bernabéu después de más de un año invicto en este escenario, y lo más seguro es que comience el entierro. Sin duda alguna, muchos ya habrán empezado a narrar su propia ‘Crónica de una muerte anunciada‘.

Un error para un grande es la miseria. Sí, perfectamente puedes haber pasado un total de 40 partidos sin tener rival y llegar el día en el que por una sola derrota te manden al hoyo. En este punto de la élite no hay término medio: o ganas o ganas; ya lo decía Aragonés… Sin embargo, ¿qué ocurre cuando vuelve a pasar lo mismo tan solo días después? Es decir, cuando el mismo invicto cae por segunda vez en una semana y, esta vez, en su bastión inexpugnable. Pues ocurre lo que ocurre.

Ocurre que el Real Madrid, por méritos propios, ha realizado hoy uno de los partidos más ordenados que poco tiene que envidiar a los mejores de Zidane. Hoy el Real Madrid ha jugado mejor que en otras ocasiones en las que les ha llovido la victoria del cielo. Esta noche en el Templo Blanco se ha conseguido orden, algo que faltaba y que no había sido capaz todavía el técnico francés de encontrar. Pese a la derrota, hay que sentirse orgulloso de ver cómo futbolistas como Marcelo y Casemiro no bajan el nivel, o de cómo Casilla puede que esconda la titularidad bajo su teórica labor de relevo copero.

En cualquier caso, hay que ser directos y objetivos y saber que el Celta ha hecho méritos de sobra para llevarse el gato al agua. Desde el primer momento, Berizzo ha sabido parar a una ofensiva vikinga que se vio bloqueada a la hora de adentrarse en la zona tres, y sin soluciones para definir la jugada. A causa de ello se han sucedido gran cantidad de disparos desde fuera del área grande que no han tenido el éxito suficiente.

A este hecho se le ha unido la poca precisión de los más avanzados. Cristiano no ha tenido su día, y todavía el madridismo espera que ese descanso de la pasada semana haya servido para algo más que para alargar sus vacaciones. Lucas Vázquez ha estado al nivel cotidiano, pero sin salirse demasiado del esquema y aportando poca llegada a los blancos. Benzema ha dejado escapar la ocasión del partido y será tachado como protagonista máximo de la derrota, muy a pesar de que con su salida el equipo se haya volcado más al ataque (claro está que esto se debe a que se pasó a jugar con tres centrales y con tres delanteros).

Así pues, no solo podemos comentar que el conjunto gallego se ha llevado el partido por méritos propios, sino que también hay que destacar que no ha sido el día de los locales, ya que, de haber podido realizar un partido acorde con el dominio mostrado, el resultado hubiera sido bien distinto. Por suerte para unos y por desgracia para otros, no siempre el fútbol es cómo una parte lo juega, y, especialmente hoy, la parte de Vigo ha sido la que ha marcado la diferencia.

Es ahora, una vez sabido todo lo anterior, cuando empieza la verdadera salsa. En efecto, otra derrota más. Una decepción más se sube al carro en poco menos de una semana. Parece ser que el proyecto Zidane se hunde y nadie podrá salvarlo. Nunca podremos salir de esta y jamás volveremos a esa mágica racha. Adiós a la Copa, a La Liga y a la Champions. Adiós a la temporada.

No, no y no. No entierren desde este momento a un equipo que ha demostrado, como ya se ha comentado, que tiene fútbol y no victorias. Porque, tal vez, cuando la racha iba viento en popa, el fútbol de los merengues era cuanto menos decepcionante. Es por ello por lo que no deben existir preocupaciones por la derrota, sino alegría por la manera de haber sabido cómo jugar el partido.

Y es que, puede que no se levante hasta que la temporada no termine, puede que empiece la caída empicada hacia el vacío a partir de esta noche, pero, como aún nada es seguro, únicamente recomiendo que no siembren el ciprés, ya que este bloque no vivirá bajo su sombra todavía.

Imagen: Diario AS.

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