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Hasta siempre, Pablo

En un año en que nos han dejado históricos como Kobe Bryant, Tim Duncan o Kevin Garnett, se va otro de los enormes jugadores que ha dado el baloncesto americano, en concreto el sudamericano, Pablo Prigioni.

Enumerar todos sus méritos y palmarés ya lo harán otros con menos sentido del baloncesto, pero hoy es un día para agradecer. Para agradecerle a Pablo todo lo que ha hecho por el baloncesto y por los que sentimos el baloncesto de verdad, en mayúsculas.

Pablo, como jugador, fue una figura imprescindible para el celebérrimo TAU Cerámica, del que fue faro, santo y seña desde que pusiera rumbo al norte desde Alicante. Un maestro en la jugada más básica y, quizá, la más importante para comenzar a abrir las defensas, el bloqueo y continuación. Un genio en la dirección, ya que de los diez jugadores que había en pista en cada partido, él era siempre el más inteligente, el más listo, el más pillo. Sabía encontrar a jugadores abiertos cuando el pase ortodoxo era otro.

Otra de las señas de identidad de Pablo fue su carácter. Ganador como pocos, supo consumar un cambio de mentalidad cuando a los 35 años decidió hacer las maletas, abandonar el confort que tenía en España y plantarse en la NBA como el rookie más longevo de la historia de la competición, para ser el segundo base en equipos como los Houston Rockets o Los Angeles Clippers, en los años más competitivos de la Conferencia Oeste. También podrá decir con orgullo que defendió con uñas y dientes la camiseta que más pesa del baloncesto norteamericano, la de los New York Knicks. Casi nada.

Este rasgo nos permite saber cuál es la visión que se tiene en todo el mundo de este pedazo de jugador de baloncesto, y es que en la NBA pueden obviar algunos talentos, pero la inteligencia y la dirección de juego la saben valorar.

Se marcha tras haber cerrado el círculo, tras devolverle a Baskonia la oportunidad que le brindaron en su día, con un regreso express para que la mejor afición del basket español lo despidiera en casa. Se va con una sentida carta por Twitter, sin hacer mucho ruido, sin gira de despedida, como otro de los grandes, como Tim Duncan. Siempre quedará en la memoria de todos los que amamos el basket este enorme base, pero más aún, este gigantesco jugador de baloncesto.

Gracias por todo, Pablo.


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Foto vía AS.

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