Fue el 2016 un año de complicada catalogación para el aficionado birria, los números respaldan la trayectoria de un equipo que termina el año entre los mejores de la categoría pero que en juego sigue estando lejos de las apetencias de muchos, pero como establece la máxima futbolística “desde los triunfos es más sencillo mejorar”, cuestión esta a la que se agarra una afición que termina el año con la ilusión de un 2017 lleno de alegrías.
Pasando a resumir el año, debemos detenernos primero en el 04 de enero, fecha de la última derrota como local del CD Tenerife. La AD Alcorcón abría el año en una fecha poco común para los futboleros y era capaz de llevarse los tres puntos del Heliodoro Rodríguez que dejaba un poco gélidas las ilusiones canarias nada mas empezar el año. Pero la realidad es que tras este traspies el equipo supo encadenar un largo año en el que los blanquiazules han conseguido hacerse fuertes en el recinto santacrucero haciendose con el 62€ de los puntos en juego repartidos en 12 empates y 9 victorias, es decir, 39 puntos de 63 posibles, ¿es para estar satisfechos? Algunos dirán que si, ya que el equipo ha conseguido una regularidad a domicilio que pocos esperaban, pero lo cierto es que las sensaciones no son coincidentes a este gran registro al sumarse tantos empates en partidos que deberían haberse inclinado del lado blanquiazul y que en muchas ocasiones no fue tan consecuencia del plantenamiento conservador del técnico mallorquín del Tenerife.
Fueron los meses enero a abril el mejor momento del año para los blanquiazules, ya que lograron encadenar en este periodo rachas de resultados sin conocer la derrota, o conociéndola, un nivel de regularidad que hizo que se instalara la ilusión alrededor del representativo isleño. El acierto, esta vez sí, en los refuerzos que llegaron en el mercado invernal dieron un salto de calidad a una plantilla qué permitió durante este periodo sueñar con la posibilidad de subir un escalón en sus aspiraciones y colarse en la planta noble de la Liga Adelante.
Casualidades del destino quisieron que nuevamente se cruzara en el camino la AD Alcorcón para cortar de raíz esas expectativas que crecieron en el seno de una afición que vive con la ansiedad constante de volver a reverdecer aquellos maravillosos años 90. Así, tras el 2-1 con el qué los alcorconeros lograban imponerse a los chicharreros en Santo Domingo sellaban virtualmente su clasificación para la disputa de los Playoff de ascenso, mientras que los tinerfeños se daban de bruces con una realidad que abría dos vías en el análisis: la del conformismo por lograr el objetivo de la salvación y garantizar otra temporada más en la segunda división o la de la decepción por seguir acumulando otra temporada más en el vagón de cola del fútbol nacional.
Sea como fuere la realidad es que comenzó sin remisión la temporada 16-17 dónde la entidad presidida por Miguel Concepción volvió a asumir el reto de aspirar a lo más grande y que todos los que forman parte del entorno blanquiazul no se lo perdieran y se sumaran al #QuieroVivirlo.
Estas aspiraciones se sujetaron en un equipo que mantenía el bloque de la temporada anterior donde un entrenador inexperto pero con valores que desde el Consejo, renovado en sus funciones en verano tras la agitada Junta Extraordinaria, encajaban perfectamente: compromiso, ganas de seguir creciendo paulatinamente e identificación con el equipo – no debemos olvidar en este punto que el CD Tenerife fue el primer equipo que le dió la oportunidad a Pep LLuis Martí de ser jugador profesional y entrenador profesional -.
A este proyecto de continuidad le salía un pero nada más arrancar la temporada cuando el Consejo decidía la venta de su jugador franquicia. El joven Alexander Mesa ” Nano”, canterano que había subido como la espuma en la 15/16 tras entrar en los planes de Martí desde comienzos del año, y sobre el que el técnico mallorquín había diseñado un proyecto que debía gravitar sobre su figura, era traspasado con nocturnidad y alevosía a la SD Eibar a tres días del cierre del mercado de fichajes dejando este hecho al equipo y al entrenador huérfano del líder que sustentará el nuevo proyecto.
Llegaron a última hora 3 fichajes que intentarán tapar este desaguisado, y afortunadamente se recibió en el lote a Amath Ndiaye , joven canterano cedido por el Atlético de Madrid que sin hacer olvidar a Nano ha conseguido ir metiéndose a la afición en el bolsillo a base de sacrifico y goles.
Las jornadas fueron pasando y la realidad es que los blanquiazules terminan el año con todas las opciones abiertas y con ilusiones renovadas para este 2017. La cercanía a los puestos de privilegio y lo apretada de la clasificación deben ser acicate suficiente para una afición que anhela volver a sentirse importante y protagonista.
También, la acertada política de cantera que ha seguido estos últimos años el Consejo de Administración, unido a un acercamiento plausible al aficionado encarnado en la figura de Víctor Pérez Borrego, nuevo Director General de la entidad blanquiazul hacen que se mantenga viva la llama de la ilusión de muchos aficionados que comerán las uvas deseando un 2017 que traiga como regalo la vuelta de la ambición y mayor afluencia en el recinto capitalino, para entre todos remar en una misma dirección y conseguir que este vez sí, se teme y se teme y no me ahogue el equipo en la orilla como ocurrió la pasada campaña.
Por todo, solo queda desear desde esta Tribuna, un Feliz 2017 a todos los aficionados al CD Tenerife que soñarán, otro año mas por vivir alegrías alrededor de un equipo que aglutina los intereses de todos los tinerfeños.
Imagen Destacada: www.clubdeportivotenerife.es
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