Crónicas Tenis WTA

Cibulkova reina en Singapur sobre Kerber

La tenista eslovaca ha dado la sorpresa al derrotar a la alemana número uno del mundo Angelique Kerber por 3-6 4-6 para colocarse en el quinto puesto del Ranking de la WTA.

La nacida en Bratislava tenía que demostrar al mundo del tenis que lo conseguido en el día de ayer (derrotar a la portentosa Svetlana Kuznetsova) no había sido un simple espejismo de su tenis. Esa carga la iba a arrastrar a cometer ciertos errores durante el enfrentamiento, así pues, necesitaba algo más que le proporcionase la fuerza suficiente como para barrer de la pista a la primera del mundo.

Una antológica final se preparaba desde primera hora con la grandiosa Angelique Kerber como candidata a llevarse su primer título en Singapur. La número uno tenía también la necesidad de hacerse con esta victoria para afirmarse en la cima del planeta Tierra. Estando todo sobre la mesa, tan solo quedaba derribar el muro que tenía enfrente.

Cibulkova, la gran chica que ha deslumbrado a todos los aficionados del deporte de raqueta, comenzó demostrando a todos que esta disciplina es para aquellos que arriesgan. Y es que, gracias a una portentosa derecha consiguió dejar a un lado a su rival alemana. En un abrir y cerrar de ojos pudo ponerse 0-3 arriba.

Sin despeinarse, el partido parecía estar encarrilado a favor de una Dominika que no pudo mantener este nivel de lujo. Para fortuna de Kerber, su tenis le respondió a la llamada que llevaba realizando más de quince minutos. Rompió y se colocó 2-3 abajo, guardando así las esperanzas de efectuar una nula remontada. Fue entonces cuando volvió la eslovaca a la carga. Quebró, conservó, perdió su resto y selló, con su servicio, el primer parcial gracias a un jugoso 3-6.

De esta forma, Angelique se vio obligada a reclamar la ayuda de su entrenador, un Torben Beltz que le pidió tranquilidad y control, así como mucho drive para contrarrestar el ritmo de su oponente, aquella que parecía no errar aunque las estrellas se alineasen. No sabiendo muy bien si fue a causa de ello o de otros alicientes, la natural de Bremen controló los instantes iniciales de la segunda manda.

No hubo mayor historia en el segundo set que aquella que Cibulkova decidió realizar cuando el 3-3 reinaba en el electrónico. Ahí se vio el mejor tenis del torneo. La derecha danzó por la pista y le brindó la oportunidad de quebrar nuevamente a su contrincante. Era el final aparente del enfrentamiento. Aparente, sí; aparente.

Son esos momentos en los que hay que cerrar un envite cuando un tenista baila por el cable de acero por el que el aquel funambulista cruzó las torres del World Trade Center en los años 70. Un show particular, aparte del partido, aparte de la competición, del año, del propio tenis, iba a ser lo que cerraría el mano a mano.

Dos puntos de choque eran otorgados a una Dominika que sentía los nervios y que se ocultaba tras su toalla en el banquillo para abstenerse de todo. Una mirada, un gesto, un simple movimiento podía cambiarlo todo. Y lo hizo… Sacó, erró, perdió. Kerber tenía la oportunidad de anular las opciones de victoria cuando los fantasmas, antes del día de Halloween, bajaron a Singapur para recordarle que hoy no era su día. Nuevamente otro punto definitivo caía del lado de la revelación, siendo este anulado por la reina de la WTA. Esta sería la última historia.

Una bola, una larga, una como todas; una agresividad simple, común, normal para esta eslovaca; un golpe más, un gesto más, una mirada más, todo ello comprendía la receta perfecta que regalaba el trofeo más importante de las chicas a la que será la quinta del mundo hasta que el año comience de nuevo.

Imagen: Porsche Newsroom.

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