La dura vida de un niño aficionado al baloncesto actual

“Sólo existe lo que se ve”

A pocos días de que comience la Liga Endesa, y sólo días después de que haya acabado el primer torneo oficial, muchos aficionados ven con incertidumbre cómo lo que antes les provocaba ilusión ahora les produce desasosiego. Y a nuestro protagonista, lo sucede algo similar.

Miguel era un niño de 12 años al que le encantaba seguir el baloncesto. Veía todos los partidos que ponían por televisión; le daba igual que fuera de Euroliga, Eurocup, Liga Femenina, NBA o Liga Endesa. Su familia sabía que los domingos por la tarde eran sagrados: se podía salir a almorzar fuera, pero a las 18 h había que estar ante la televisión con los frutos secos para ver el partido de la jornada.

Alguna vez que otra, cuando la economía lo permitía, y el horario era bueno, se desplazaban a una provincia cercana a ver un partido en directo. Ese día era un sueño continuo: el calentamiento, las animadoras, el ambiente…

Cómo quería estar al tanto de todo, cada mes recibía en su casa la revista Gigantes.  Que ilusión cuando el cartero llamaba a su puerta y entregaba un gran sobre blanco a su nombre con el logo de la revista. Se la “bebía” en una tarde. De la primera palabra a la última.

En los recreos, sus compañeros hablaban de Messi y Cristiano, de sus peinados, sus goles… Pero él les hablaba de un tal Llull, de las bombas de Navarro, de los puntos que había hecho en el Supermanager.  Sus compañeros sólo conocían a los Gasol, que eran los que salían por televisión.

Esta temporada se había enterado de que todos los partidos los echarían por Movistar. En casa no lo tenían, pero ingenuo él, pensó que habría otras formas de verlo. Llegó la Supercopa, las semifinales y la final. Y los triples: ¡Qué gran idea! pensó. ¿Ganaría Silvia Domínguez a los hombres? Tenía ilusión por ver al jugador de baloncesto en silla de ruedas. ¿Cómo llegaría desde el triple sentado? Sus padres y él emprendieron la búsqueda, recorrieron todos los bares de su pueblo. El primero, el segundo… fútbol y más fútbol. En ninguno pudo verlo. Esperó las noticias para el resumen, pero nada. Esto era frustrante.

Sólo existe lo que se ve, es verdad. ¿Qué le contaré a mis compañeros ahora?

Según datos de la web planetaacb.com , la “escalofriante” cifra de 48.000 personas vieron la final de la Supercopa. La primera vez en años que no la ganaba uno de los dos clubes futboleros, y casi en el anonimato. Tantos años trabajando de forma seria el Herbalife Gran Canaria, para que luego nadie pudiera disfrutar de su éxito. Los responsables deberían pensar seriamente en esto: “entre todos la mataron, y ella sólo se murió”.

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