Green Bay regresa a Lambeau Field con victoria

Primer partido de la temporada en casa para los Packers y, para continuar con la fama de campo especialmente difícil para el visitante, triunfo local. En un partido importante para ambos por ser un duelo divisional, los de Green Bay empezaron el partido enchufados desde el minuto 1, con un ataque eléctrico que hizo que el marcador al descanso fuera bastante abultado, pero el juego conservador de la segunda mitad unido al despertar de los Lions, hicieron que el partido acabara decidido por tan solo una anotación. 34-27 ganaron unos Packers que se ponen 2-1, mientras que los de Detroit se colocan con un récord de 1-2 tras la disputa de la tercera jornada.

Después de las dudas dejadas en el ambiente por parte del ataque quesero tras la derrota de la semana pasada en Minnesota, la respuesta no se hizo esperar y fue especialmente contundente y eficaz durante la primera parte, en la cual Aaron Rodgers acabaría con cuatro pases de touchdown. Ya en el primer drive, con un dinamizado ataque no huddle para meter pronto en el partido a los receptores y al propio Rodgers, los pases profundos hicieron avanzar rápidamente a los Packers ante una defensa Lion que no era capaz de presionar al pasador, ni de poner en aprietos a unos cómodos WR Jordy Nelson volvía a Lambeau de manera inmejorable, con dos anotaciones en su cuenta y varias big plays para el deleite de la afición. Estuvo bien acompañado por el resto del cuerpo de receptores, ya que Davante Adams fue quien abrió el marcador, y Randall Cobb dispuso de una jugada con buena ganancia de yardas. El otro que se sumó a la fiesta fue el Tight End Richard Rodgers, quien dio un paso al frente anotando un TD para confirmar que sigue por delante del fichado en agencia libre Jared Cook, que se retiró lesionado.

Por el lado de los de Detroit se echó en falta a Ezekiel Ansah, quien debido a su lesión no fue de la partida, y esta fue la principal causa por la cual Rodgers se mostró tan a gusto en el pockett. También fue echado de menos el RB Ameer Abdullah, pues la producción de yardas de carrera de los Lions fue de tan solo 39 yardas al final del partido. Cierto es que desde que está Matthew Stafford al mando del ataque este se basa en el juego aéreo, pero muchas son las situaciones en las que debes apoyarte en tus corredores para hacer fluir los drives, y eso fue algo que no pudo hacer Detroit en ningún momento.

La defensa Packer contaba con muchas bajas, Mathews y Guion en el front seven, y Burnett y Shields en la secundaria, hombres muy importantes para este equipo, pero que fueron sustituidos con aceptable resultado; sobre todo durante una primera mitad que, de no ser por un despiste a punto de acabar el segundo cuarto, hubiera dejado a los Lions en tan solo tres puntos.

Después del descanso el ataque de Detroit comenzó a hacer más daño. Marvis Jones, que había sido el único en poner en aprietos a los Packers hasta el momento, continuó con su excepcional partido tanto en número de yardas (205 en tan solo 6 recepciones) como en número de TD (2). Eric Ebron se unió a su compañero en este segundo período y consiguió buenos desmarques que ayudaron al equipo. Anquan Boldin contribuyó con rutas cortas y una anotación.

Si la cosa cambió de una parte a otra cuando Detroit tenía la posesión, más aún lo hizo cuando eran los de Green Bay los que tenían el balón. El clásico conservadurismo de Mike Mccarthy hizo que los drives se convirtieran en una lucha por mantener el reloj corriendo, en vez de dejar a Rodgers continuar con su magnífica actuación de la primera mitad, lo que, unido a la mejoría en la defensa rival, limitó la producción Packer a tan solo 3 puntos. Fue en este período cuando Eddie Lacy adquirió protagonismo con una buena actuación. De esta forma el partido se fue ajustando hasta llegar a un punto en el que faltando en torno a cuatro minutos, los Lions veían como podían recuperar el balón y disponer de una última oportunidad para empatar el encuentro. Pero una vez más Aaron Rodgers consiguió un par de primeros downs definitivos, el último de ellos que sirvió para cerrar el partido fue convertido gracias a un scramble de 10 yardas, marca de la casa.

De esta forma se resolvió un partido que parecía no tener historia al descanso y que en los instantes finales hizo que los aficionados que abarrotaban una vez más el mítico Lambeau no pudieran disfrutar tranquilos. Importante será en el futuro si la excelente primera parte hace que Rodgers y compañía recuperen las sensaciones, y también puede servir como fuente de confianza para una defensa que a causa de las bajas se presuponía vulnerable pero que pudo colaborar en la victoria. Por parte de los Lions es motivo de satisfacción ver como Marvin Jones fue capaz de echarse a la espalda a su equipo, y que Stafford está desarrollando un vínculo con él que promete numerosas alegrías que eran impensables cuando Calvin Johnson anunciaba su retirada.

Foto vía: Packers.com

Adrián Diñi
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