Un artículo dedicado al tercer equipo que actúa en una cancha de baloncesto: el equipo arbitral. Un equipo al que a veces no se le respeta lo que merece y sin el cual no sería posible disputar una competición en este deporte.
Formado por los árbitros y las personas encargadas de la mesa: anotador, cronometrador y encargado del reloj de posesión. En muchas ocasiones, en el baloncesto de formación con un árbitro y un auxiliar en la mesa se sacan adelante los partidos. Aunque parezca una frase hecha, no es nada fácil arbitrar. Creo que sería muy positivo que cualquier entrenador de base e incluso los jugadores arbitraran un partido, de esta forma serían más empáticos, serían capaces de ponerse en el lugar de los que arbitran y entenderían más su difícil labor.
En la mayoría de las ocasiones los árbitros de nuestros partidos de competición en niveles formativo son árbitros que también se están formando, aspecto que tendríamos que tener en cuenta a la hora de nuestras protestas. Muchas veces vemos un partido de mini y parece que vemos uno de profesionales: por la presión que se le transmite al árbitro desde el banquillo y las gradas (el comportamiento de padres y madres en baloncesto de formación dará para otro artículo).
Si cuidamos este aspecto, hacemos que nuestros jugadores respeten al árbitro y que entre todos nos ayudemos, seguramente así conseguiríamos mejorar todos y, en definitiva, ese es el objetivo del baloncesto de formación.
El papel de los árbitros también es muy importante y aquí es fundamental la imagen que transmitan. Si queremos respeto, también hay que ganárselo y la actitud, el cómo afronten un encuentro y como se dirijan a todos los protagonistas hará que ganen este respeto. Una actitud dialogante, en la que ayudemos también a los jugadores y jugadoras hará que se logre un buen ambiente durante el encuentro. Explicar algunas sanciones o infracciones que se piten involucrará una mejora en el jugador.
