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Nole reina sobre los cielos de Toronto

El serbio se ha llevado su trigésimo Masters 1000 en su carrera tras derrotar al japonés Kei Nishikori por 6-3 7-5 en su nonagésima sexta final como profesional.
Nole‘, el gran Djokovic, ha podido hacerse con la victoria tras un enorme enfrentamiento en el que Kei no ha dejado pasar la posibilidad de llevarse el gato al agua. Tras haber tenido un abrupto final en Wimbledon, el serbio ha sido capaz de desplegar un tenis diferente al visto anteriormente para lanzarse a por el trofeo de la ciudad canadiense.
Habiendo eliminado el pasado sábado al francés Gaël Monfils, uno de los que mejor nivel estaba mostrando en el circuito últimamente, Novak ha sido fiel a su juego durante varios compases del enfrentamiento y ha podido domar a un sobresaltado Nishikori que se vio superado en primera instancia.
El primer parcial fue un común intercambio tenístico en el que ninguno de los dos tenía la potencia ni la personalidad suficiente como para quebrar al rival. Esta igualada se mantuvo cinco juegos, el tiempo necesario para que el número uno del mundo cargase su raqueta para lanzar la primera rotura del partido. Con un 4-2 en el bolsillo, el panorama se vio de otra forma, más aún cuando el bueno de Djokovic se puso el mono de trabajo y cerró el set en el 5-3. Parecía ya, pues, que el pescado estaba vendido cuando ni siquiera se había sacado.
Nishikori comenzó la segunda manga completamente mermado y sin síntoma de mejoría alguno en su raqueta. Lanzaba golpes sin sentido, teniendo la desgracia de encontrarse ante él el enorme ‘Djoker‘, uno capaz de romperle el servicio en el 1-1 y plantarse con un jugoso 3-1 a su favor.
Fue entonces cuando desaparecieron los fantasmas el japonés volvió a poner los pies sobre la pista para realizar una función magistral que coincidió con el peor momento de su contrincante. Kei vapuleó a ‘Nole‘ durante tres juegos en los que el dominio fue solo y exclusivamente suyo, llegando incluso a tener la oportunidad de ampliar su ventaja. Sin embargo, el alma de ganador que siempre tendrá en su interior el primer cabeza de serie, salió a flote para cerrar la contienda.
En el 5-5, el de Belgrado confirmó el segundo break a su favor del choque, finalizando la gesta con un 7-5 en el tercer punto de campeonato que creó. Era momento de celebrar.
Como maestro de las ceremonias y de las ruedas de prensa, Novak anunció el agradecimiento a cada uno de los colaboradores, así como a su rival por haber jugado un espléndido tenis, pero no se olvidó de una promesa realizada a un amigo. Esta se trataba de pedir a toda la grada que se abrazase si ganaba el torneo en Toronto. Todo el público se unió en un abrazo al que también él con uno de los representantes de la competición. Qué mejor manera de celebrar la sexagésima tercera victoria en una final como profesional que realizando aquello que más humanos nos hace. Abrazarnos a lo que más queremos, en su caso, a su nuevo trofeo canadiense.
Imagen: www.lapatilla.com
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