El Real Madrid cayó ayer ante el Paris Saint-Germain en Columbus (Ohio) por tres goles a uno en el primero de los encuentros de los de Zidane en esta pretemporada.
No todo parecen ser sonrisas ni pasarlo en grande para los hombres de ‘Zizou’. El Real Madrid siempre se ha caracterizado por no empezar con buen pie las pretemporadas, pero lo sucedido en el estadio de la Universidad de Ohio State, demostró la clara diferencia que existe entre aquellos que están asentados y los que se tienen que ganar un puesto en el primer equipo.
Para entender mejor esta comparación es preciso ver el encuentro desde dos partes o puntos de vista diferentes, coincidiendo estos con los cambios de la primera a la segunda mitad.
La primera parte:
Desde el minuto uno al cuarenta y cinco se jugó un fútbol de 10 por parte de los franceses y uno de aprobado raspado por parte de los españoles. Los blancos llegaron a verse encerrados y con un marcador adverso que se traducía en lo que se estaba presenciando en el campo. Los parisinos presionaron en cada fase de la salida merengue, provocando que tuviesen que salir en largo con el balón jugado y que, por consiguiente perdiesen la posesión.
Varane se mostró sólido hasta que Meunier, con un rechace oportuno, lo anuló por completo. Kovacic intentó ser el seguro del centro del campo, aunque en algunas ocasiones el esférico pasaba a su lado sin casi existir intención alguna de robarlo; más que nada debido a que la transición del PSG era de libro y estaba perfectamente planeada. Por último, a Álvaro Morata, el eslabón final de la cadena Defensa-Centro-Ataque, se le vio suelto y con intenciones de crear y crear al recibir balones de espalda. El nuevo fichaje blanco para la ofensiva fue tan solo un seguro, uno que quedó únicamente para tratar de romper a los defensas tan sólidos de los galos.
En resumidas cuentas, a los ‘titulares’ se les vio mermados y sin mucha creatividad en su interior, algo que, claramente, se contrarió con la aparición de los jóvenes del Castilla.
La segunda parte:
Si bien, se podía decir que la distancia se había recortado con el tanto de penalti por parte de Marcelo Vieira, sin embargo, aún quedaban varias brechas por sanar; y qué mejor, pensaría Zinedine, que dar entrada a once nuevos protagonistas que lo den todo. A excepción de Asensio, Yáñez y Carvajal, todos los demás futbolistas eran aún canteranos del conjunto blanco, y tenían que demostrar que merecían la confianza de Zidane.
Desde el primero hasta el último, todos y cada uno de ellos lo dieron todo, absolutamente todo, y eso se notó en el terreno de juego. Un recital de Marco Asensio en el centro del campo unido a un desparpajo colosal de Odegaard fueron los puntos más importantes, aunque no pudieron pasar desapercibidas las cualidades y la aptitudes del joven Mariano en la delantera. A Lienhart, el austriaco, se le vio correcto y con las ideas claras, mientras que Llorente afirmó su candidatura a la plantilla.
Fue una pequeña fiesta en la que cualquiera de los once se lo pasó en grande y entregó cada gota de esfuerzo que le quedaba, viéndose, pues, la diferencia entre los que ya están asentados y ellos, que no tienen nada asegurado aún.
A pesar de todo ello, todavía quedan por llegar muchos de los titulares, más de la mitad de la plantilla, que seguramente harán que esto sea un simple tropiezo, un Fumble más de los que se ve cada fin de semana en La Herradura de Ohio, ya que si se trata de un 4ºDown, Zidane, los Rookies pueden tomar la delantera a los Footballers.
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