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El ‘football’ estará también en los Juegos

Devon Allen, receptor de la Universidad de Oregon, ha conseguido clasificarse para los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro para disputar la carrera de 110 metros vallas con la tercera mejor marca del año en esta categoría olímpica.

Allen ha seguido el camino de otros deportistas como Marquise Goodwin de Buffalo, Willie Gault de Chicago o Bob Hayes de Dallas, quienes consiguieron adentrarse en unos Juegos para desviar su carrera deportiva por otros derroteros. Sin embargo, Devon, uno de los ‘footballers’ de Oregon Ducks, la universidad de la que salió el pasado año el segundo Pick del Draft elegido por Tennessee Titans (Marcus Mariota), se encuentra en un punto muy importante de su carrera que podría verse alterado debido a este evento puntual.

Y es que, tanta sobrecarga deportiva no siempre es positivo, ya que el chico podría verse en una final de los 110 metros vallas el 16 de agosto y tener que debutar el sábado 3 de septiembre con los Ducks. No teniendo todavía nada asegurado de cara a su futuro, ni siendo un nombre marcado por los estudiosos de cara al Draft 2017, Devon podría marcar un antes y un después en su carrera. ‘Depende de la temporada. Cuando terminen los Juegos, se enfocará en el fútbol americano’, declaró su padre en el momento en el que le preguntaron sobre los proyectos de futuro de su hijo.

Precisamente, es este punto el que hace dudar de su profesionalidad, pero también el que lo convierte en un chico 10, que podría llegar a colgarse una medalla para su país (Estados Unidos) e incluso llegar a jugar en la liga más emblemática del deporte más emblemático. Todo un logro.

De conseguir alzarse con alguna victoria o terminar entre los tres primeros clasificados en su categoría, sería el cuarto medallista estadounidense dedicado al fútbol americano, igualando a Goodwin en caso de que jugase en la NFL y quedando, claramente, por debajo del gran Hayes, que alzó la Super Bowl en 1971 después de haber roto el récord mundial en los Juegos de 1964 en Tokio y haberse apuntado el oro en los 4×100; así como del enorme Goodwin, eje de los Bears campeones de la Super Bowl de 1986 y oro en el 4×100 en el Mundial de Atletismo de 1983.

Dejando a un lado las dudas existenciales que pueden rondar por su cabeza, el disfrute será seguro máximo en la mayor fiesta posible del deporte, esa en la que, a pesar de no haber podido completar su candidatura, el ‘football’ estará ‘presente’.

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