El pasado lunes, 30 de mayo, Víctor Sánchez del Amo fue destituido como técnico del Deportivo de la Coruña.
El ya ex-entrenador del club coruñés llegó sustituyendo a Víctor Fernández la temporada pasada (2014/2015) a falta de ocho jornadas para el final y a tan sólo dos puntos del descenso. El madrileño volvía a Riazor para realizar la función de primer técnico por primera vez, sin experiencia alguna en el máximo mandato de un vestuario pero habiendo obtenido la suficiente en su carrera como jugador y en la etapa de segundo de Míchel.
Con todo esto, Víctor consiguió el objetivo. El Dépor empató en el Camp Nou en la jornada 38 y logró la permanencia. A partir de aquel momento, empezaría a hablarse de un entrenador de futuro, de la “casa”. Y así a su alrededor comenzó a construirse un intento de equipo con incluso algunos jugadores de reconocido recorrido.
Desde el principio de temporada, el entrenador tuvo que afrontar la primera complicación importante, la pelea entre Arribas y Luisinho. Una pelea, que a día de hoy, el deportivismo conoce que nunca se llegó a acabar. A pesar de ello, el equipo siguió adelante y empezó a ilusionar a la afición. Quizás, este hecho provocaría lo que es ahora el Dépor.
Algunas victorias, muchos empates y pocas derrotas abalaban a Víctor y sus pupilos. Aun así, nunca se contenta a nadie. Se podía leer críticas a la falta de experiencia del entrenador. Sí, de repente, cuando mejor estaba el equipo era cuando se criticaba esto, cuando en realidad eso siempre estuvo presente. Muchos quisieron aprovechar la cresta de la ola. Perjudicando al club y hablando de “un nuevo Super Dépor”.
Era de imaginar que sucediendo esto cuando las cosas iban bien y el equipo se mantenía lejos del descenso (llegó a tener ventaja de más de 13 puntos), se incrementarían dichas críticas cuando las cosas fueran peor, lo cual tarde o temprano iba a suceder. Desde enero hasta marzo los gallegos estuvieron sin ganar un solo partido, aunque tampoco se incrementó el número de derrotas de manera considerable.
Llegaba el final de temporada y el Dépor no terminaba de confirmar el objetivo y se avecinaba el debacle. Se comenzó a conocer problemas serios dentro del vestuario entre varios jugadores y entre estos y entrenador. Una situación que ni ellos mismos, ni la prensa, ni la directiva, ni la propia afición supieron llevar. Los culpables principales de este “ridículo” eran los que pisaban el césped cada fin de semana.
Hasta que en el partido de Villareal, el equipo gana y consigue la permanencia, durante tres días parece que todo vuelve a estar bien. Incluso muchos que pedían la cabeza de Víctor parece que se bajan de ese carro. El entrenador puede de nuevo ser un referente para la afición, o al menos para una mayor parte que meses atrás.
Con los objetivos cumplidos, Jorge Teixeira, representante de Luisinho, da una rueda de prensa en la que, básicamente, se dedica a menospreciar a Víctor Sánchez llegando a acusarle de querer hundir la carrera del jugador. Y quizás es en este momento cuando se muestra clarificada esa falta de experiencia del entrenador, quien en la previa del último partido de Liga responde a Teixeira. Por un lado, se puede valorar como un error de Víctor, por otro, cuántas veces nos hemos quejado el deportivismo de la falta de información.
Finaliza la temporada y cada semana se escucha una cosa distinta sobre el futuro del entrenador, llegando a hablarse de sustitutos teniendo aun contrato en vigor. Aunque Tino Fernández desmintió dichas informaciones y afirmó que es a partir de esta semana cuando se decidirá el futuro del club.
Con toda esta información, con dos temporadas con el objetivo cumplido sin tener experiencia, con una parte de la afición en contra, con jugadores que no beneficiaron, con prensa que llega a parecer que es rival, ¿es correcto destituir a Víctor Sánchez? ¿Se puede considerar una falta de respeto?
Es posible que el madrileño no supiera llevar el barco en momentos importantes y se equivocara. Por ello, el deportivismo no debe criticar a la directiva hasta ver que sucederá la temporada que viene. En la que se tendrá que conseguir mejores resultados que en las dos anteriores.
Pero el deportivismo tampoco debe olvidar lo que Víctor ha hecho aquí. Primero por sus años como jugador y ahora porque no nos ha devuelto al pozo. Al fin y al cabo ha permanecido a este equipo que ha logrado su mejor año de los últimos seis, incluyendo ese record de empates, para unos una virtud y para otros un desastre.
Por todo esto, porque siempre has intentado ser correcto, porque has atendido a la gente (lo cual puedo dar fe de ello) y porque te vaya todo bien en el futuro, que es merecido. ¡Gracias Víctor!
Foto de artículo vía: www.noticias.sumadiario.com
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